Green Valley, llegó con vibra positiva desde España

No son ni las 8:00 pm y en las entradas del teatro se amontonan ya las personas para entrar a ver a Green Valley. Una larga espera para quienes llegaron temprano, la fila pasó lenta, sin embargo, la emoción por conocerlos los mantenía de pie.
Dieron las ocho en el Teatro Pablo Tobón, el cual se vistió de amarillo, verde y rojo. En sus instalaciones se recibieron todos los adeptos a esta música, a su vez asistieron rastafaris, raperos, reggaetoneros y rockeros. Un espacio para todos los que de una u otra forma conocen y sienten las letras de positivismo y los mensajes de buena vibra de los españoles.
Las personas terminaron de ingresar al teatro y para calentar el parche salió a escena DonKristobal, banda local que compartió sus letras con el público, letras con ritmos jamaiquinos que sacudieron el alma de los presentes pues los obligó a levantarse de sus asientos y correr hacia adelante para tener una mejor experiencia de la noche que cada vez se ponía mejor.
Las canciones del grupo paisa retumban en las almas y cuerpos de todos los allí presentes, las notas de una en una hacen mover al público; como lo prometió al inicio de todo, DonKristobal prendió el alma de la gente para recibir a Green Valley.
Llegó el momento más esperado por todos, saltó a escena Ander Valverde, el vocalista español de Green Valley, todos gritaron al unísono el nombre de la banda que llegó por primera vez a Medellín y lo hizo para quedarse en el corazón de los suyos. Salió un grito de la banda “saltando, saltando” y todo tembló en el teatro tras cada caída del público.
Pasaron sus canciones mientras el público bailaba, gritaba y lloraba, cada canción, cada palabra escuchada fue de buena vibra, volaron las notas por el escenario y aterrizaron en el alma de la gente. Las lágrimas se mezclaron con el sudor en los cuerpos que mueven su vida a través de la música.
“No me arrepiento de nada, todo lo que hice fue vivir, sin pesar en el mañana, intentando conseguir todo aquello que un día soñaba, nunca me voy a rendir”. Una de las frases que rebosaron los corazones de alegría. Dentro del teatro se sentía como retumbaba en el pecho de cada persona, la vibra que tenía esta canción. Salta, salta Medellín, salta por una banda que hace sentir su presencia.
Green Valley presentó un mensaje en contra del maltrato animal, de la policía y de la injusticia, ya advertía Ander que no todo era positivo. Descalificaba la tauromaquia, y todos los eventos que en España se dan alrededor de esta práctica que define como injustificada; a su vez, habló del vegetarianismo, de la policía, y como estos inspiraron una de sus canciones, en la que son verdugos y opresores.
“Que chimba Medellín” frase que de una u otra forma sonaba en la cabeza de todos como un cierre al concierto, pero Green Valley no tenía eso en sus planes pues al salir de escena el público empiezó a cantar con las luces apagadas, casi como si de una súplica se tratase: “Me gusta ver la vida pasar, me gusta verla contigo” repetidas veces, así que dando cierre a esta maravillosa noche salió el grupo entero e hizo temblar y llorar con su última y tal vez más emotiva canción. Si no te tengo.
Sin duda una noche fría, que se tornó cálida con la voz de esta gente, noche que, aunque solitaria para muchos, logró hacer que sintieran a su lado a las personas en las que estaban pensando. Las líricas de Green Valley son capaces de transportarte a donde sea. Noche que al culminar dejó la sensación de estar feliz con todos, y amar, amar de locura en locura y simplemente pasar por la vida con una sonrisa que dé fuerza a la música. Green Valley vibró en Medellín.

Fotografìas por Sebastian Suarez